Lujo inteligente: el high-end que en 2026 dejará de brillar… para entendernos mejor
La industria del lujo adopta tecnologías silenciosas, experiencias inmersivas y artesanía amplificada para anticipar necesidades y crear conexiones más humanas, según un análisis de another y estudios globales del sector.
EYNG, 19/12/2025. En 2026, el lujo no buscará encandilar. Buscará conectar. La industria high-end entra en una etapa donde la tecnología deja de exhibirse y empieza a integrarse, casi en silencio, para afinar atmósferas, anticipar necesidades y transformar los espacios en anfitriones capaces de «leer» a cada persona. Es un giro profundo que ya es visible en los datos y en las decisiones de inversión de las marcas globales, según el Immersive Technology Business Analysis Report 2025 y las tendencias recogidas por Capgemini Retail Trends 2026.
Un mercado que cambia de lenguaje
El Immersive Technology Business Analysis Report 2025, junto con los insights de su área de lujo, confirma un crecimiento acelerado en la industria inmersiva: US$ 44,1 mil millones en 2024, con una proyección de US$ 168,3 mil millones hacia 2030. El cambio, explica la agencia, no es decorativo: es cultural. Las personas ya no buscan estímulos visuales; esperan atmósferas que generen conexión emocional.
«La verdadera evolución del lujo no está en la tecnología que vemos, sino en la que sentimos. El reto ya no es ofrecer más, sino ofrecer mejor», sostiene Luis Alejandro Morales Ortiz», Executive Director Luxury, Travel & Lifestyle en another, agencia independiente de comunicación estratégica. Para él, la exclusividad del futuro se construye desde experiencias que reconocen al individuo y lo acompañan con la precisión de la hospitalidad más intuitiva.
Personalización predictiva: cuando el servicio se adelanta al cliente
Uno de los ejes centrales destacados por Morales es el salto de la personalización tradicional hacia una personalización predictiva, alimentada por inteligencia artificial y datos contextuales. Según la nota de another, basada en cifras de Capgemini Retail Trends 2026, 53% de las personas ya ha comprado productos recomendados por IA generativa, y 46% está dispuesta a ordenar directamente desde herramientas de IA.
Morales enfatiza que esta transición redefine la expectativa del usuario premium: «El cliente no quiere pedir; quiere sentir que el espacio lo entendió antes». La integración con IoT refuerza esta idea: habitaciones que autorregulan iluminación y clima, spas que afinan música y temperatura en función del estado del visitante, boutiques que adaptan contenido a emociones detectadas en tiempo real.
Inmersión como símbolo de sofisticación
El representante de another resalta que, según el Immersive Technology Business Analysis Report 2025, las experiencias inmersivas incrementan el engagement y elevan la intención de compra. El lujo contemporáneo deja de expresarse mediante objetos y se redefine a través de narrativas vividas.
Para Morales, esta tendencia refleja una madurez del segmento: «La tecnología solo tiene sentido cuando amplifica la humanidad de la experiencia». Las marcas, señala, invierten en realidad aumentada, realidad virtual, holografía y ambientes sensoriales no para brillar, sino para crear memorias.
Craft meets code: La artesanía amplificada
Morales también subraya otra convergencia clave: la artesanía y la tecnología. En 2026, los oficios tradicionales no ceden terreno; se potencian. Sistemas inteligentes afinan proporciones, pulen procesos y elevan la expresividad de cada pieza y de cada ambiente.
El Executive Director Luxury, Travel & Lifestyle en another lo resume en una fórmula que se convierte en hoja de ruta para las marcas high-end:
datos que interpretan + diseño que emociona + servicio que trasciende.
Hoteles, boutiques y espacios gastronómicos ya integran materiales nobles con interfaces discretas, donde lo digital actúa como aliado silencioso de la sensibilidad humana.
El estándar 2026: Menos brillo, más comprensión
Finalmente, Morales advierte que moda, viajes, gastronomía y wellness se mueven hacia un mismo punto: experiencias donde lo sensorial, lo digital y lo humano coexisten de manera armoniosa. En ese sentido, resalta que la innovación deja de ser un fin en sí mismo y se convierte en un acto de cuidado. La artesanía gana precisión. El servicio adopta un tono más emocional.
«La experiencia de nueva generación no busca sorprender: busca resonar», concluye.
Y así, en 2026, el lujo no competirá por atención. Competirá por comprensión. No elevará la tecnología: elevará a la persona.
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