Las tendencias que marcarán el consumo global en 2026
El Consumer Outlook 2026 de NielsenIQ revela que la confianza global crece no por una mejora económica, sino por adaptación al caos. La demanda se vuelve más intencional y el comercio adopta una omnicanalidad plena.
EYNG, 16/12/2025. El 2026 pone al consumidor en el centro de una paradoja global: hay más confianza, pero no hay más dinero. Según el Consumer Outlook 2026 de NielsenIQ (NIQ), la mayoría de personas declara sentirse ligeramente mejor respecto al año anterior, aunque sus condiciones económicas reales no hayan mejorado. El estudio señala que esta confianza no proviene de un alivio financiero, sino de un proceso de adaptación a un entorno volátil que ya consideran parte permanente de sus vidas.
Así, mientras la economía sigue presionada, el consumidor redefine prioridades. Mantiene el gasto, pero lo hace con mayor intención y menos margen para impulsos. En Estados Unidos, por ejemplo, NIQ encuentra que el aumento del gasto está más relacionado con el ánimo del consumidor que con un aumento real en la cantidad adquirida, la cual se mantiene plana según el NIQ 2025 Consumer Outlook Survey.
Un consumidor que se siente vulnerable, pero sigue adelante
La visión financiera del consumidor continúa estable frente al año pasado: 30% afirma estar mejor que hace 12 meses, mientras que 32,8% se siente peor, variaciones mínimas respecto al estudio previo. La principal explicación para quienes perciben un retroceso en su situación económica sigue siendo el incremento del costo de vida, mencionado por el 73% de los encuestados. Le siguen la desaceleración económica y la preocupación por la estabilidad laboral, según el NIQ 2025 Consumer Outlook Survey.
Al mismo tiempo, los riesgos globales se reorganizan: la inflación continúa como la mayor preocupación, pero los conflictos internacionales escalan posiciones y se convierten en la segunda amenaza percibida, mientras que el cambio climático cede relevancia en la mente del consumidor. Aun así, el reporte recuerda que las proyecciones del FMI hacia 2026 —inflación a 3,6% y crecimiento global de 3,1%— están sujetas a una incertidumbre elevada.
La demanda cambia y cada compra debe justificar su existencia
La reducción del margen económico obliga al consumidor a ser más estratégico. NIQ destaca que las personas ya no compran por costumbre, sino por una combinación de funcionalidad, conveniencia y control. Las categorías relacionadas con salud, educación, transporte y servicios esenciales concentran la mayor presión sobre los presupuestos familiares. Las subidas de precios han llegado a un límite psicológico: el público no las tolerará, y el crecimiento dependerá de la capacidad de las empresas para impulsar mayor volumen, ajustar surtidos y optimizar ocasiones de compra, además de reforzar las marcas propias.
Según el informe, la percepción generalizada es que muchas categorías de consumo masivo están dejando atrás los aumentos de precios, no porque el consumidor esté más holgado, sino porque simplemente ya no puede absorber más incrementos.
La confianza en las marcas se gana en el producto, no en el discurso
Las empresas enfrentan ahora un consumidor menos paciente y más exigente. El 95% de las personas afirma que la confianza en la marca es esencial, pero esa confianza se construye principalmente sobre el desempeño del producto y no en atributos aspiracionales. Calidad funcional, claridad en la información, eficiencia del servicio al cliente y consistencia son los factores que realmente sostienen la relación entre la marca y el consumidor, según el estudio de NIQ .
Cabe señalar que los valores corporativos siguen siendo importantes, pero han dejado de ser determinantes. Es decir, si una marca alternativa ofrece mejor ecuación de valor, el consumidor migra sin remordimiento.
Innovar no es opcional: Es sobrevivir
El Consumer Outlook 2026 de NIQ, revela que las marcas propias atraviesan un reposicionamiento profundo. Ya no son la alternativa económica: se han convertido en competidoras directas de las marcas tradicionales, combinando calidad con accesibilidad y conectando mejor con las expectativas del consumidor actual.
A esto se suma la presión operativa que genera la volatilidad de materias primas como cacao, café, granos y proteínas. Para NIQ, este escenario obliga a reformular productos, repensar presentaciones y buscar cadenas de suministro más estables, sin poner en riesgo la confianza del consumidor ni la percepción de valor.
El comercio se integra en un ecosistema omnicanal sin retorno
El estudio destaca que el proceso de compra ya no se divide entre online y offline; se mueve dentro de un ecosistema donde conviven redes sociales, buscadores, mensajería instantánea, RMNs y tiendas físicas. El descubrimiento y la decisión pueden ocurrir en espacios distintos y en momentos diferentes.
De otro lado, a pesar del crecimiento del comercio digital, la tienda física sigue dominando: representa alrededor del 77% del gasto global en bienes de consumo masivo, y el desembolso anual en establecimientos tradicionales triplica al del canal online, según NIQ Omnishopper. La conclusión es clara: lo digital no reemplaza, sino que complementa.
Conclusión
El Consumer Outlook 2026 de NIQ muestra que la ventaja competitiva ya no depende únicamente de precio o visibilidad, sino de la capacidad de las empresas para anticipar las expectativas de un consumidor que exige simplicidad, control y soluciones sin fricciones. En un entorno donde la volatilidad se ha vuelto permanente, las marcas que lideren serán aquellas capaces de ofrecer experiencias consistentes, productos confiables y propuestas de valor que resistan el escrutinio cotidiano del comprador. La demanda no se contrae: se reorganiza. Y en esa reorganización surgirán las empresas que entiendan, antes que nadie, hacia dónde se mueve el consumidor.
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