Trump busca revivir el «sueño americano» con hipotecas a 50 años
El presidente estadounidense propone extender las hipotecas a 50 años para facilitar el acceso a la vivienda. Aunque la medida busca aliviar los pagos mensuales, economistas advierten que podría aumentar la deuda total y encarecer el mercado inmobiliario.
EYNG, 10/11/2025. En un intento por dinamizar el mercado inmobiliario y responder al creciente problema del acceso a la vivienda, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha lanzado una propuesta que busca cambiar la historia financiera del país: permitir hipotecas a 50 años. La iniciativa, confirmada por la Agencia Federal de Financiamiento de la Vivienda (FHFA), busca abaratar los pagos mensuales para nuevos compradores y reactivar la economía en torno al sector construcción.
Una idea con raíces históricas
Trump compartió en su red social Truth Social una imagen bajo el título «Grandes presidentes estadounidenses», en la que comparó a Franklin D. Roosevelt, creador de las hipotecas a 30 años en la década de 1930, con su nueva propuesta de hipotecas a 50 años.
Roosevelt, en plena Gran Depresión de 1929, transformó el sistema hipotecario estadounidense al crear la Administración Federal de Vivienda (FHA) en 1934, facilitando el acceso a créditos más largos y accesibles. Ocho décadas después, Trump parece decidido a dar un paso más, alargando aún más los plazos para volver a impulsar la compra de viviendas.

El director de la FHFA, Bill Pulte, confirmó en su cuenta de X (antes Twitter) que la administración está trabajando activamente en esta idea. «Estamos totalmente enfocados en garantizar el sueño americano para los jóvenes, y eso solo puede suceder mediante la compra de una vivienda. Una hipoteca a 50 años es simplemente un arma potencial dentro de un amplio arsenal de soluciones que estamos desarrollando en este momento», aseguró Pulte.
Una propuesta con división de opiniones
Aunque la iniciativa busca abrir una puerta de acceso a la vivienda para los más jóvenes, también ha despertado críticas dentro y fuera del Partido Republicano.
La congresista Marjorie Taylor Greene, una de las figuras más mediáticas del partido, advirtió en redes sociales que la medida podría tener consecuencias negativas. «Al final, beneficiará a los bancos, a los prestamistas hipotecarios y a los constructores de viviendas, mientras que la gente pagará mucho más en intereses a lo largo del tiempo y morirá antes de terminar de pagar su casa. ¡En deuda para siempre, en deuda de por vida!», escribió en X.
A su vez, medios especializados como The Wall Street Journal y Bloomberg han señalado que, aunque las cuotas mensuales bajarían, el costo total del préstamo sería sustancialmente mayor debido a los intereses acumulados durante medio siglo. Además, advierten que un plazo tan largo podría reducir la capacidad de ahorro de los ciudadanos y, paradójicamente, elevar los precios de las viviendas al aumentar la demanda artificialmente.
Contexto económico y riesgos
La propuesta surge en un contexto en el que Estados Unidos enfrenta uno de los mayores desafíos de acceso a la vivienda de su historia reciente. Los precios han crecido más del 40% en la última década, según datos de la National Association of Realtors, mientras que las tasas de interés hipotecario superan el 7%, el nivel más alto en más de 20 años.
Para los economistas, alargar los plazos puede ofrecer un alivio temporal, pero no resuelve el problema estructural: la escasez de oferta y el encarecimiento del crédito. Medidas de este tipo suelen aplicarse en contextos de recesión o bajo crecimiento, con el objetivo de evitar que el mercado inmobiliario se paralice.
Un nuevo capítulo en la política económica de Trump
Con esta propuesta, el presidente Trump retoma su narrativa económica centrada en «restaurar el sueño americano», combinando medidas de estímulo con símbolos de prosperidad histórica. Al evocar la figura de Roosevelt, el mandatario busca reforzar la idea de que su gobierno impulsa soluciones innovadoras en tiempos de incertidumbre económica.
Sin embargo, expertos en política fiscal y vivienda advierten que cualquier implementación requeriría reformas regulatorias profundas y una coordinación estrecha con el sistema financiero, especialmente con Fannie Mae y Freddie Mac, los gigantes hipotecarios del país.
La discusión recién comienza, pero ya marca un punto de inflexión en el debate sobre cómo garantizar el acceso a la vivienda en una economía donde los jóvenes y las familias de ingresos medios sienten cada vez más lejos la posibilidad de tener casa propia.
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