Crisis sin voz: el gran error de no comunicar en tiempos difíciles
La presidenta Boluarte, LAP y Sporting Cristal enfrentan crisis sin una estrategia clara de comunicación. El silencio institucional agrava la desconfianza.

En el Perú, el silencio se ha vuelto una peligrosa forma de gobierno, de gestión empresarial… y de fracaso institucional. En medio de crisis que reclaman liderazgo y transparencia, asistimos a un espectáculo repetido: autoridades que no hablan, directivos que no explican, empresas que no dan la cara. Pareciera que algunos prefieren esperar que la tormenta pase por sí sola. Pero en el mundo real, las crisis no se disipan con la inercia: se enfrentan, se gestionan y, sobre todo, se comunican.
El caso más emblemático es el de la presidenta de la República. Ante escándalos, marchas, muertes en protestas, nombramientos polémicos de ministros o denuncias penales, Dina Boluarte ha optado sistemáticamente por el mutismo. No entrevistas, no conferencias de prensa, no mensajes proactivos. En plena crisis política y con una ciudadanía que exige explicaciones, la presidenta parece elegir el búnker del silencio. En una democracia, no comunicar es una forma de desprecio al ciudadano.
Pero no es la única. Sporting Cristal, uno de los clubes más tradicionales del país, vive una crisis institucional sin precedentes. Su hinchada ha tomado las calles y las redes sociales para exigir la venta del club a otro grupo empresarial. ¿Y cuál ha sido la respuesta del actual propietario? Silencio. Ni una voz, ni una explicación, ni un plan. El fútbol peruano, tan necesitado de institucionalidad, no puede permitirse que sus líderes se escondan cuando más se requiere claridad.
«El país necesita voces que den la cara, que expliquen, que asuman responsabilidades. Porque la peor estrategia ante una crisis no es equivocarse. La peor estrategia es no decir nada».
Y el más reciente ejemplo lo da Lima Airport Partners (LAP), operador del aeropuerto internacional Jorge Chávez. La tan anunciada nueva infraestructura fue inaugurada con bombos y platillos… pero sin estar completamente terminada. Denuncias de fallas operativas, caos logístico, falta de servicios básicos y un protocolo de crisis inexistente han convertido al aeropuerto en una pesadilla para los pasajeros. ¿Y la respuesta de LAP? Comunicados tibios, tardíos y evasivos. Como si un PDF colgado en la web pudiera sustituir el verdadero ejercicio de rendición de cuentas.
Estos tres casos —la presidencia, un club deportivo y una gran concesión privada— tienen algo en común: la renuncia a comunicar en medio de la crisis. Y eso es más que una falla táctica. Es una muestra de irresponsabilidad. Porque comunicar no es solo una herramienta de imagen: es una obligación ética, una estrategia de gestión y una señal de respeto al público.
Las crisis no se evaporan con el tiempo. Por el contrario, cuando no se enfrentan, se enquistan. Y cuando no se comunican, se multiplican. No hablar genera vacío. Y el vacío, en tiempos de redes sociales e hiperconectividad, se llena con rumores, desinformación, teorías conspirativas y pérdida de legitimidad.
En tiempos de crisis, comunicar es actuar. Explicar es liderar. Escuchar es gobernar. Pero hoy, demasiados líderes en el Perú parecen seguir creyendo que el silencio es prudencia, cuando en realidad es una forma de abandono.
El país necesita voces que den la cara, que expliquen, que asuman responsabilidades. Porque la peor estrategia ante una crisis no es equivocarse. La peor estrategia es no decir nada.
EYNG, junio de 2025