
EYNG, 03/04/2025. En una medida que marca un nuevo capítulo en la política comercial de Estados Unidos, el gobierno del presidente Donald Trump ha hecho efectiva la aplicación de aranceles del 25 % a la importación de vehículos, camiones ligeros y autopartes provenientes de diversos países. Esta decisión, vigente desde hoy, se suma a una serie de políticas proteccionistas que han intensificado la guerra comercial que mantiene Washington con sus principales socios económicos.
Un golpe a los fabricantes globales
Según información recogida por medios como The Washington Post y CNN Business, esta disposición exime, de momento, a los componentes automotrices fabricados en México y Canadá gracias al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Sin embargo, las grandes automotrices de Japón, Corea del Sur y Alemania figuran entre las más perjudicadas por la medida, ya que sus exportaciones al mercado estadounidense representan una parte sustancial de su facturación global.
La Casa Blanca ha justificado la medida argumentando que atraerá inversiones extranjeras directas y estimulará la industria automotriz nacional. El objetivo declarado: reforzar la cadena de suministro interna y reducir la dependencia del extranjero.
¿Qué pasará con los precios de los vehículos?
Las consecuencias de esta política podrían sentirse directamente en el bolsillo de los consumidores estadounidenses. Diversos estudios, citados por Bloomberg y Forbes, advierten que los precios de los automóviles en EE.UU. podrían aumentar entre 2.500 y hasta 20.000 dólares por unidad, dependiendo del modelo y el nivel de componentes importados. Esto se traduciría en una menor accesibilidad al crédito automotriz y una desaceleración en las ventas del sector.
Además, la decisión podría intensificar las tensiones diplomáticas y comerciales, dado que países como China y miembros de la Unión Europea ya han anunciado que podrían responder con medidas arancelarias equivalentes.
México y Canadá: exenciones temporales, impactos a largo plazo
Aunque el contenido automotriz manufacturado en México y Canadá queda inicialmente exento, los vehículos completos ensamblados en estos países no estarán totalmente libres de cargas impositivas. Según el decreto firmado por el presidente Trump el pasado 26 de marzo, se establecerá un sistema para calcular y aplicar aranceles solo sobre la parte de los vehículos que incluya piezas fabricadas fuera de EE.UU.
Este escenario pone en aprietos a fabricantes como GM, Stellantis y Ford, cuyas operaciones de ensamblaje dependen en gran medida de la producción instalada en México y Canadá, además de piezas provenientes de Asia o Europa. Aún no se ha definido el mecanismo de cálculo para estos aranceles parciales, lo que genera incertidumbre sobre el costo real para la industria.
Por si fuera poco, el Ejecutivo estadounidense mantiene la amenaza de imponer un arancel adicional del 25 % sobre todos los productos importados de México y Canadá en respuesta a problemas de migración y tráfico de drogas, particularmente fentanilo. De concretarse, esta doble carga arancelaria podría agravar aún más el panorama económico y comercial en América del Norte.
Aranceles: Autopartes clave en la mira
El decreto identifica específicamente las autopartes que estarán sujetas a este nuevo impuesto aduanero. Entre ellas se encuentran motores, sistemas eléctricos y transmisiones, lo cual podría afectar seriamente las líneas de ensamblaje que operan bajo esquemas de producción justo a tiempo.
Las cadenas de suministro globalizadas del sector automotor enfrentan así un desafío sin precedentes. La redefinición de costos logísticos y la relocalización de fábricas se convertirán en decisiones estratégicas para la supervivencia de muchas marcas en el competitivo mercado norteamericano.
Lea más…
Aranceles de Trump a vehículos importados sacude la industria automotriz global