Cuenta regresiva para TikTok en EE.UU.
El presidente Trump afirmó que el acuerdo para vender TikTok se cerrará antes del 5 de abril. Blackstone y otros grupos buscan controlar el negocio ante tensiones con China.

EYNG, 31/93/2025. A días de que expire el plazo fijado por ley, el presidente Donald Trump aseguró que el acuerdo para la venta de TikTok a manos no chinas se concretará antes del sábado 5 de abril de 2025. Esta decisión forma parte de una estrategia para limitar la influencia tecnológica de China en suelo estadounidense y, al mismo tiempo, proteger la seguridad nacional, según afirmó el mandatario en declaraciones realizadas a bordo del Air Force One.
El origen de esta medida se remonta a enero, cuando la administración de Trump fijó un plazo máximo para que ByteDance —la empresa matriz china de TikTok— vendiera sus operaciones en Estados Unidos a un comprador que no tenga vínculos con China. De no cumplirse esta condición, la popular aplicación de videos cortos, que cuenta con más de 170 millones de usuarios estadounidenses, enfrentaría una prohibición definitiva en el país, según establece una ley aprobada en 2024 con respaldo bipartidista.
Gran interés empresarial por el negocio de TikTok
«Tenemos muchos compradores potenciales», afirmó Trump, añadiendo que «hay un enorme interés en TikTok». El mandatario también expresó su deseo de que la plataforma siga operando en Estados Unidos, aunque bajo condiciones que garanticen que no esté sujeta a intereses extranjeros contrarios a los de la nación.
Entre los posibles compradores destaca el grupo encabezado por firmas de capital estadounidense como Susquehanna International Group y General Atlantic, que ya cuentan con participación en ByteDance. Según informó Reuters, el fondo Blackstone está evaluando sumarse con una participación minoritaria a este consorcio, lo que refuerza su posición como principal candidato para adquirir el negocio de TikTok en territorio norteamericano.
De concretarse la operación, representaría no solo una victoria política para la administración de Trump, sino también una oportunidad millonaria para los inversionistas que logren controlar uno de los activos digitales más influyentes del mundo.
TikTok bajo presión: ¿arma de influencia o plataforma de entretenimiento?
Washington ha manifestado en repetidas ocasiones su preocupación respecto a la relación entre ByteDance y el gobierno chino. Según las autoridades estadounidenses, existe el riesgo de que Beijing utilice TikTok como herramienta de vigilancia y manipulación de la opinión pública, mediante la recopilación de datos personales y la difusión de contenido afín a sus intereses estratégicos.
La Casa Blanca, en este contexto, ha asumido un rol clave en las negociaciones, actuando como un verdadero banco de inversiones y supervisando directamente el proceso de venta. Esta intervención gubernamental directa evidencia la relevancia geopolítica y económica que ha adquirido la plataforma.
Posibles incentivos para facilitar el acuerdo
El presidente Trump también ha dejado entrever que está dispuesto a ofrecer concesiones comerciales a China si eso ayuda a facilitar el traspaso de propiedad de TikTok. «Tal vez les daré una pequeña reducción en los aranceles o algo para lograrlo», sugirió el mandatario, reconociendo que el gigante asiático tendrá la última palabra para aprobar cualquier transacción de esta naturaleza.
Por su parte, el vicepresidente JD Vance se mostró optimista y señaló que espera que los términos generales del acuerdo se definan antes de que se cumpla la fecha límite. «Estamos muy cerca de lograrlo», afirmó.
¿Qué está en juego?
Además del negocio multimillonario que representa TikTok, está en juego la capacidad del gobierno estadounidense para limitar la presencia tecnológica de China en sectores estratégicos. Para los empresarios, esta situación representa una ventana de oportunidad única: adquirir una plataforma con gran poder de influencia sobre el mercado juvenil y digital.
La decisión final deberá tomarse en los próximos días. Lo que está claro es que el futuro de TikTok, y con él una parte del ecosistema digital global, se definirá en negociaciones donde los intereses económicos, políticos y tecnológicos convergen en un complejo ajedrez internacional.
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