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¿Están los avances tecnológicos profundizando la desigualdad económica?

La OIT publicó un informe en el que detalla cómo los trabajadores enfrentan un escenario adverso con crecientes desafíos para lograr estabilidad económica.

EYNG, 05/09/2024. La desigualdad económica mundial sigue en aumento, generando preocupación entre expertos y organismos internacionales. La brecha entre los ingresos obtenidos por el trabajo y los derivados del capital es cada vez mayor, lo que repercute directamente en los avances hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Así lo señala el último informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), titulado «Perspectivas sociales y del empleo en el mundo: actualización de septiembre de 2024», donde se detalla cómo los trabajadores enfrentan un escenario adverso con crecientes desafíos para lograr estabilidad económica.

El informe destaca una disminución global en la participación del ingreso laboral, un indicador clave que representa la proporción del ingreso total que reciben los trabajadores. Según la OIT, esta participación cayó un 0,6% entre 2019 y 2022, un descenso que refuerza una tendencia de largo plazo que afecta gravemente a los trabajadores. En ese sentido, advierte que, de haberse mantenido los niveles de participación de 2004, los ingresos laborales globales habrían sido 2,4 billones de dólares mayores solo en 2024.

Impacto de la pandemia en la desigualdad laboral

La pandemia de COVID-19 jugó un papel crucial en la aceleración de esta tendencia negativa. Casi el 40% de la disminución de la participación laboral en el ingreso se produjo entre 2020 y 2022, durante los años más críticos de la pandemia. El estudio de la OIT señala que las crisis socioeconómicas derivadas del COVID-19 exacerbaron las desigualdades preexistentes, afectando especialmente a los sectores más vulnerables y a los trabajadores con menores recursos. Esta crisis no solo afectó la economía a corto plazo, sino que dejó profundas cicatrices en el mercado laboral que aún persisten.

Uno de los datos más alarmantes es que, mientras los ingresos del capital siguen concentrándose entre los más ricos, los trabajadores no logran recuperar su participación justa en la economía. Este fenómeno pone en riesgo el avance hacia el ODS 10, que busca reducir la desigualdad tanto dentro de los países como entre ellos. En este contexto, la OIT señala que es urgente que se tomen medidas que aseguren una distribución equitativa de los beneficios económicos para evitar un agravamiento de las brechas socioeconómicas.

El rol de la automatización y la inteligencia artificial

Más allá de la pandemia, la OIT advierte que la automatización y los avances tecnológicos, como la creciente adopción de la inteligencia artificial (IA), también están jugando un papel determinante en la transformación del mercado laboral. Según el estudio, si bien estos avances han impulsado la productividad y la eficiencia, la evidencia sugiere que los beneficios resultantes no se están distribuyendo de manera equitativa entre los trabajadores.

El informe de la OIT advierte que, sin políticas inclusivas que garanticen una participación más equitativa, los avances tecnológicos podrían profundizar aún más la desigualdad. Así, resalta que, en lugar de generar un progreso sostenible e inclusivo, los beneficios de la automatización podrían concentrarse en una minoría privilegiada, dejando a los trabajadores con una porción cada vez más pequeña del pastel económico. Según el organismo, esto plantea serios riesgos para el cumplimiento de varios de los ODS, incluyendo el ODS 8, que promueve el crecimiento económico inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo, y el trabajo decente para todos.

Políticas para revertir la tendencia: inclusión y equidad

La directora general adjunta de la OIT, Celeste Drake, subraya la necesidad urgente de implementar políticas laborales que promuevan una distribución equitativa de los beneficios económicos. «Los países deben tomar medidas para contrarrestar el riesgo de que disminuya la participación del trabajo en los ingresos. Necesitamos políticas que promuevan una distribución equitativa de los beneficios económicos, incluida la libertad de asociación, la negociación colectiva y una administración laboral eficaz, para lograr un crecimiento inclusivo y construir un camino hacia el desarrollo sostenible para todos», dijo Drake

Entre las políticas recomendadas por la OIT, destacan aquellas que fortalecen la negociación colectiva, fomentan la libertad de asociación y mejoran la calidad de la administración laboral. Estas acciones permitirían que los trabajadores negocien mejores condiciones y salarios, participando más equitativamente en los beneficios generados por el crecimiento económico y la innovación tecnológica.

Desafíos para los jóvenes en el mercado laboral: una generación en riesgo

Otro aspecto crítico señalado por la OIT en su informe es la situación de los jóvenes en el mercado laboral. Los datos revelan que una gran proporción de jóvenes sigue sin empleo, educación ni formación, lo que representa una grave amenaza para el futuro del empleo global y para el cumplimiento del ODS 8.

El informe destaca que, si bien la tasa mundial de jóvenes que no trabajan, no estudian ni reciben formación (NINIS) ha registrado una modesta disminución, pasando del 21,3% en 2015 al 20,4% en 2024, sigue siendo una cifra preocupante. La situación es aún más grave para las mujeres jóvenes, cuya tasa de NINIS se sitúa en un 28,2%, más del doble de la que enfrentan los hombres jóvenes. Este marcado contraste entre géneros no solo perpetúa la desigualdad en el acceso a oportunidades, sino que también pone en peligro los avances hacia la equidad de género y el desarrollo económico inclusivo.


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El impacto de la desigualdad en los ODS: ¿qué nos depara el futuro?

El informe de la OIT es claro: sin intervenciones políticas urgentes, los avances hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible se verán severamente comprometidos. La fecha límite de 2030 está cada vez más cerca, pero el progreso es lento y las desigualdades persisten. Los efectos combinados de la pandemia, la concentración de ingresos del capital, los avances tecnológicos no inclusivos y la falta de oportunidades para los jóvenes están socavando la posibilidad de alcanzar un crecimiento económico más justo y sostenible.

Para revertir esta tendencia, es fundamental que los gobiernos, las empresas y los trabajadores se unan para desarrollar soluciones que promuevan la justicia social y la equidad en la distribución de la riqueza. Solo así se podrá asegurar un futuro en el que los beneficios del progreso tecnológico y económico se distribuyan de manera equitativa, y donde los Objetivos de Desarrollo Sostenible se conviertan en una realidad para todos.


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