De la consola a la oficina: El poder formativo de los videojuegos en las empresas
Javier Albarracín, de la UTP, destaca cómo los videojuegos potencian competencias como liderazgo, creatividad y toma de decisiones en entornos empresariales.
EYNG, 19/08/2025. Los videojuegos dejaron hace tiempo de ser solo un pasatiempo adolescente. Hoy, se perfilan como herramientas de entrenamiento mental y social que impactan tanto en la educación como en los negocios.
A continuación, Javier Albarracín, director del Centro de Tecnología y Transformación Digital de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP), comparte cinco claves para entender cómo los videojuegos pueden contribuir al desarrollo personal y profesional.
1. Videojuegos: Más que entretenimiento
Durante años se consideró que jugar videojuegos era, en el mejor de los casos, una distracción. Sin embargo, investigaciones recientes y la experiencia en distintas industrias revelan que los juegos digitales son espacios de aprendizaje activo. Según Albarracín, dominarlos exige adaptarse, equivocarse, volver a intentar y aprender sobre la marcha: dinámicas idénticas a las que exige el entorno laboral moderno.
2. Entrenamiento de la mente bajo presión
La capacidad de tomar decisiones rápidas con información incompleta, administrar recursos y adaptarse a entornos cambiantes son parte del día a día en muchos videojuegos. Según el experto, estas dinámicas fortalecen funciones cognitivas como la memoria operativa, la atención dividida y la flexibilidad mental, habilidades que los empresarios demandan en sus equipos.
3. Cada juego, una habilidad distinta
No todos los videojuegos desarrollan las mismas competencias. Albarracín precisa que los títulos de estrategia, como Age of Empires, impulsan la visión a largo plazo; los Multiplayer Online Battle Arena (MOBA), como League of Legends, refuerzan la colaboración bajo presión; Minecraft estimula la creatividad y la perseverancia; y los simuladores enseñan a través del ensayo y error. Para directivos y líderes, la elección del tipo de juego puede convertirse en un recurso estratégico para desarrollar habilidades específicas en su talento humano.
4. Aplicaciones en educación y empresas
El uso de videojuegos y dinámicas gamificadas en la educación y en la formación corporativa ha demostrado niveles de compromiso y retención superiores a los obtenidos con métodos tradicionales. Simulaciones y retos virtuales permiten a los participantes aplicar conocimientos en entornos controlados, corregir errores sin riesgos y transferir lo aprendido a situaciones reales. «Elegir el tipo de juego también define la habilidad que se entrena», resalta
5. Uso responsable y con objetivos claros
Finalmente, el especialista de la UTP advierte que la clave está en utilizar los videojuegos de manera planificada. Definir tiempos de juego, establecer objetivos concretos y fomentar la reflexión posterior a cada experiencia es lo que convierte una sesión de entretenimiento en un proceso de aprendizaje. Además, combinar dinámicas individuales con colaborativas ayuda a desarrollar tanto autonomía como trabajo en equipo.
«Comprender el potencial formativo de los videojuegos es el primer paso para integrarlos en nuestras estrategias de aprendizaje», enfatiza Javier Albarracín, director del Centro de Tecnología y Transformación Digital de la UTP.
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