COVID-19: vientos favorables para la educación privada
Es un buen momento de reestructurar el negocio de la educación privada, pensando en modelos más flexibles, en formatos variables y esquemas económicos diferentes.
Como todos sabemos, la COVID-19 ha tenido un impacto importante en todos los ámbitos de nuestra forma de vida, generando una crisis sin precedentes en la era actual. Pero como dice un conocido proverbio chino: “en toda crisis hay una oportunidad”. El problema es poder encontrar dicha oportunidad.
En nuestra columna de esta semana, analizaremos el negocio de la educación, servicio básico e indispensable para la humanidad, ya que, sin educación, resulta imposible lograr la evolución de los pueblos.
No vamos a entrar en la discusión de si las currículas son las adecuadas, cuál método es el mejor o el peor o qué tipo de enseñanza requieren los niños, etc. Simplemente haremos un análisis de la gestión de las entidades del sector educativo privado, el cual, según se comenta en el mercado, es uno de los ámbitos mas perjudicados.
Debemos realizar este análisis desde dos perspectivas diferentes. Una de ellas es el mercado/cliente (padres y alumnos) y el segundo desde la arista de la entidad educativa.
Educación privada: La perspectiva del mercado/cliente, o sea padres y estudiantes
Tal y como desarrollamos el tema en columnas anteriores, estamos actualmente en lo que llamamos la tercera etapa de los efectos de la pandemia. Repasemos brevemente la evolución de la situación del mercado.
En la primera etapa todo era una gran incógnita, ya que el impacto inicial del aislamiento traía consigo la incertidumbre de cuánto sería el tiempo del mismo y cómo se desarrollaría.
En la segunda etapa, el mundo empresarial entendió que no iba a poder sobrevivir a una cuarentena que se prolongaba en forma continua y comenzó la reestructuración de muchas organizaciones. A partir de allí, los soportes de créditos gubernamentales permitieron a muchas compañías paliar la situación durante esta segunda etapa y reacomodar parte del negocio.
Pero, para la mayoría de las compañías, ese soporte financiero fue insuficiente y entramos en lo que consideramos la tercera fase en la cual, ya sin soporte financiero y con el impacto de una economía ralentizada y que no genera los ingresos necesarios para mantener en pie las estructuras organizativas que quedaban, deben seguir reestructurando para poder sobrevivir.
Es en este punto, donde entramos en la tercera fase del impacto de esta pandemia. Las familias vuelven a poner foco en sus finanzas para definir una nueva etapa de recortes, y ya, a esta altura, uno de los puntos que los adultos empiezan a revisar, son las alternativas educativas que financieramente puedan adaptarse a la nueva realidad económica y que permita a sus hijos continuar sus estudios de la mejor forma posible.
Esto obviamente generará una etapa definitoria en el 2020 para la migración de alumnos entre entidades educativas. Por ello, tanto para los nidos como para los colegios e institutos, es importante definir su posicionamiento de cara a esta situación.
Y si se analiza tema desde el punto de vista de gestión de negocios, el cliente de la educación vuelve a estar en el centro de la escena, ya que esta pandemia generará una cambio de oferta/demanda importante, porque las instituciones deberán ajustar sus precios y oferta de servicios; y los padres/alumnos, buscarán de optar por el cambio hacia la entidad educativa cuya relación costo-beneficio sea la más adecuada.
La perspectiva de la entidad educativa
Sabemos que no hay claridad en cuanto a la reapertura de las clases presenciales, pero en esto también hay una oportunidad. Los administradores de las organizaciones educativas podrán realizar una reingeniería de sus negocios en forma profunda, porque la COVID-19 nos ha muestra dos cosas:
- No se sabe por cuánto tiempo más se prolongarán las medidas de aislamiento, por el simple hecho de que todavía no hay un horizonte seguro respecto a la cura y su llegada a nuestras geografías.
- Ya se está hablando de la posibilidad de mutaciones del virus y la aparición de nuevos virus basados en la evolución del actual.
Entonces, es momento de reestructurar la forma del negocio, pensando en modelos distintos de educación más flexibles, en formatos variables y con modelos económicos diferentes. Pero, todos ellos deben cumplir la función de educar a la sociedad y hacerlo de la mejor forma posible a través de la implementación de innovación tanto a nivel de procesos y funciones, como también de la mejor utilización de la tecnología.
En ese sentido, resulta interesante poner en perspectiva cómo se han movido las instituciones educativas privadas ante un cimbronazo como lo es esta pandemia:
Educación privada: nueva forma de dar clases a través de la Tecnología
La gran mayoría de instituciones educativas privadas ha trabajado en todo este periodo en reacomodarse a la nueva realidad de brindar las clases a través de plataformas virtuales. Ello a la vez que tuvieran que inicialmente ocuparse de buscar e implementar dicha plataforma y los procesos correspondientes, realizar una adecuación de su landscape tecnológico y poner a funcionar esta nueva modalidad.
A la fecha, digamos que la gran mayoría ya tiene implementada alguna alternativa de plataforma virtual de clases. No obstante, en un alto porcentaje, todavía están lidiando con muchos problemas de estabilización de la misma.
Sumado a esto, hay que considerar que las familias, en un 85% de la población, no estaba acostumbrada a la inversión en tecnologías informáticas. La realidad muestra que en la mayoría de las familias, los adultos tenían sus equipos de cómputo porque se los brindaba su empleador o tenían alguna máquina porque en algún momento adquirieron un computador, que a la fecha la mayoría están bastante desactualizados. Pero, la realidad actual es que cada miembro de la familia requiere de su computador personal, y esto ha generado una barrera importante para que los chicos estuvieran conectados con el equipamiento adecuado.
En paralelo, se ha dado la situación de la conectividad hogareña. Por lo general, las familias tienen una conectividad básica que les permite eventualmente poder conectarse a internet para alguna tarea laboral o para poder utilizar plataformas de juego o plataformas de contenido de entretenimiento como Netflix. Esto hace que, ahora, al estar toda la familia debiendo operar desde el mismo lugar con esa plataforma básica, a los alumnos se les dificulte mucho más la posibilidad de una buena conectividad a la plataforma educativa.
Servicios de valor agregado
De un estudio que hemos realizado, el 82% de las instituciones educativas tienen problemas para que sus alumnos puedan tener clases en forma adecuada. Esto es que todos los alumnos puedan conectarse correctamente a la plataforma educativa para llevar adelante sus clases. Los problemas, en general se distribuyen de la siguiente manera:
- En promedio, el 45% de los alumnos tienen problemas para poder conectarse correctamente a sus clases
- Un 32% tienen inconvenientes a la hora de subir sus trabajos y tareas a la plataforma
- En promedio, el 29% de los profesores tienen inconvenientes de conectividad a las clases
- En promedio, el 24% de alumnos se queja de los problemas de comunicación y coordinación en la implementación y realización de las clases virtuales.
Esta claro que, en algunos casos, la entidad educativa no es responsable de la problemática que tienen sus alumnos para tener las clases, pero también es verdad que la misma tiene la posibilidad de brindarles mayores servicios de valor agregado para contribuir a la corrección de esas situaciones, así como también tiene la posibilidad de gestión de soluciones alternativas con proveedores que ayuden a sus clientes a vivir una mejor experiencia, por la cual pagan una cuota mensual.
Cambio de imagen
Hemos podido comprobar que muchas organizaciones privadas educativas han olvidado por completo o no han trabajado para nada en su imagen como institución. Esto podemos verlo con un simple ejemplo, como es llamar por teléfono a una institución, y que quien atiende –cuando uno tiene la suerte que alguien atienda el teléfono– es el personal de seguridad, y cuando uno consulta para hablar con alguna de las autoridades del colegio, las respuestas, han sido de las mas diversas. Desde desconocer a la persona con la cual uno desea hablar, hasta decir que no hay nadie trabajando y que trate de comunicarme a través de la pagina web.
Implementación de mayor eficiencia en la educación privada
Hemos podido constatar que uno de los problemas más importante que hoy en día tienen las entidades educativas privadas es la gestión adecuada del manejo financiero del flujo de caja. Ello debido a que la cartera de morosos se ha incrementado un 38% en promedio debido al impacto económico/financiero de la pandemia en el bolsillo de los padres de familia.
¿Entonces cuál es la salida a esta situación?
En primer lugar, los administradores y dueños de las entidades educativas deben cambiar su visión de la situación actual y dejar de ver el vaso medio vacío para empezar a ver el vaso medio lleno. Esto significa entender que hay un cambio de paradigma en el cual se deben posicionar totalmente de otra manera.
Las oportunidades en esta crisis son muchas, pero, antes que nada, deben ampliar el espectro de entendimiento a lo que realmente viene.
Por un lado, se debe innovar en los servicios y la forma en que se brinda la educación de acá en más, porque puede ser que en algún momento se vuelva a las clases presenciales, pero se abre una importante veta en la educación virtual, la que se puede aprovechar para reposicionarse en la situación actual, pero también abrir nuevas oportunidades de negocio, para la educación privada, en el mediano y largo plazo.
Por otro lado, la migración de alumnos trae un proceso de pérdida de los mismos, pero también de captación, por lo que las instituciones educativas deben dejar de enfocar sus esfuerzos en sólo tratar de retener a los alumnos actuales, para ir hacia un negocio de valor agregado que no solamente permitirá captar nuevos alumnos, sino también a retener a los actuales.
Para poder lograr este cambio, deben trabajar fuertemente en mejorar sus flujos de caja, implementar procesos de mayor eficiencia operativa y, finalmente, implementar procesos de reposicionamiento y mejora de su imagen.
Todo esto se puede lograr con la implementación de procesos de innovación que muchas veces son de bajo costo y alto impacto en cada uno de esos ámbitos. Por ejemplo, implementando nuevos modelos híbridos (virtualizados y tercerizados) de funciones y procesos en la educación privada. Pero, para ello, los dueños y administradores de las instituciones educativas privadas deben estar dispuestos a dejarse ayudar por un buen asesoramiento externo que los pueda apoyar en soluciones de corto, mediano y largo plazo.