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Ansiedad, estrés, depresión y soledad se agudizaron durante la era COVID-19

Este 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, la cual se ha visto afectada por las cuarentenas preventivas y la muerte de millones de personas a causa del virus.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) cerca de 800,000 personas se suicidan cada año a nivel global. Muchas de esas muertes tienen que ver con ansiedad, estrés, depresión y soledad (problemas en la salud mental). Situación que se pone de relieve este 10 de octubre al celebrar el Día Mundial de la Salud Mental.

La irrupción de la COVID-19 y la imposición de cuarentenas preventivas, supuso un cambio abrupto en las rutinas diarias de las personas. Esto sumado a una situación dramática, los millones de fallecidos, lo cual trae como resultado sentimientos de inseguridad y miedo.

“Este cambio de rutinas, malestar e inseguridad han provocado la aparición de síntomas de ansiedad, estrés, depresión y soledad en la población general. Es pronto para saber cómo ha influido en personas con afecciones psicológico”.

-Dr. Jesús González Moreno, Director del Máster Universitario en Psicología General Sanitaria de la Universidad Internacional de Valencia – VIU.

El temor al contagio supone para muchas personas vivir en un estado de alerta y vigilancia constante sobre el posible padecimiento de síntomas, la aparición o proliferación de conductas compulsivas exageradas y una sensación de falta de control que puede agravar la ansiedad o depresión. En definitiva, la coyuntura ha podido suponer un problema de adaptación para algunas personas.

Por lo cual, la situación que vive actualmente el mundo, como indica el docente de la Universidad Internacional de Valencia – VIU, puede favorecer la aparición de trastornos más graves como el trastorno obesivo-compulsivo (TOC) o el trastorno por estrés post-traumático (TEPT), entre otros.

Salud mental: el autocuidado y la prevención son clave 

El doctor aconseja establecer un plan rutinario que consiste es la realización de ejercicio físico moderado, incluir alguna actividad en el tiempo libre que favorezca el contacto social (aunque sea de forma online o telefónica) y que permita tener un espacio para atender a la parte emocional; ese es un buen punto de partida para robustecer el plan de autocuidado que permita un balance físico y mental equilibrado.

Depresión y ansiedad
Ansiedad, estrés, depresión y soledad se agudizaron durante la era COVID-19

La importancia de estar alerta

El experto de VIU agregó que debemos ser capaces de reconocer nuestras emociones y estados, y las afectaciones que estos nos generan para en caso que se requiera buscar la ayuda de familiares o profesionales. Algunos signos de alerta son: tristeza, llanto, cansancio, sensación de irrealidad, sensaciones de ahogo, creencias anormales, dificultades para pensar con claridad o incapacidad para realizar las tareas corrientes de la vida diaria y el  abuso de sustancias.

Entre las diferentes afectaciones que existen en la salud mental, la más común es la depresión, seguida de algunos tipos de ansiedad. El consumo de sustancias es determinante en la aparición de enfermedades o alteraciones emocionales, de igual forma los trastornos del sueño toman un papel protagónico allí.

Mucho se ha recalcado de la importancia del sueño, ya que, sin lugar a duda, los problemas de insomnio o afectaciones del sueño (problemas al iniciar el sueño, para mantenerlo, insuficiente tiempo o mala calidad del sueño) tienen numerosas repercusiones para la salud mental. Entre otros, problemas para concentrarse, mayor sensibilidad al estrés, abuso de sustancias, disminución del rendimiento, sentimientos de tristeza o apatía, incluso agresividad. Cuanto mayor duración en el tiempo y más grave sea la privación en el tiempo mayores serán sus efectos tanto a nivel físico como mental.

De igual forma el abuso en el consumo de alcohol y tabaco puede desencadenar enfermedades mentales, el consumo de estas sustancias puede inducir trastornos mentales por los efectos que provocan tanto en la dependencia, como su abuso (como puede ser el síndrome de abstinencia caracterizado por pérdida de apetito, dolor de cabeza, temblores y nerviosismo, entre otros.

‘Cuidadores’ a cuidarse

Los cuidadores son las personas que aportan una serie de recursos, atenciones y cuidados necesarios para la vivencia diaria de la persona con un trastorno mental, fomentando su autonomía y favoreciendo la realización de las actividades de su vida diaria.

“No es menos importante explicar que el cuidador para poder ofrecer el servicio debe protegerse a sí mismo, ya que, si enferma o se “quema”, no va a poder seguir atendiendo a la persona y, por tanto, el “paciente” podría recibir el servicio de forma incorrecta o dejar de recibirlos.

La persona cuidadora debe asumir que no son “superhéroes” y que tienen derecho a equivocarse, a descansar, buscar ayuda para ellos, a decir que no y a tener tiempo para ellos. Deben buscar momentos durante el día para hacer cosas agradables como tomar un café con los amigos, realizar una llamada o leer un libro”. La formación especializada de estos cuidadores es también clave a la hora de mejorar su práctica profesional y adaptarse a las nuevas estrategias y metodologías para el cuidado de sus pacientes.

 

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