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La lenta recuperación de América Latina y el Caribe

La persistencia de la pandemia nubla la recuperación de América Latina y el Caribe, advierte el FMI.

La COVID-19 ha golpeado a América Latina y el Caribe más duramente que a otras partes del mundo, tanto en términos humanos como económicos, advirtió el Fondo Monetario Internacional (FMI).  El relativamente alto costo humano es evidente: con apenas el 8,2% de la población mundial, la región ha registrado 28% de los casos y 34% de las muertes, hasta finales de septiembre, informó el organismo.

En Perspectivas económicas: Las Américas, el FMI proyecta una contracción de 8,1% del PBI regional en el 2020. “A diferencia de otras recesiones, el empleo disminuyó más marcadamente que el PIB en el segundo trimestre de 2020: 20% en promedio en los países más grandes, y hasta un 40% en el Perú”, señala el informe.

El FMI señaló que dos características estructurales de las economías de América Latina y el Caribe contribuyeron al impacto económico relativamente más severo: más gente trabaja en actividades que exigen proximidad física, y menos personas tienen empleos que admitan el teletrabajo, en comparación con otras regiones.

“Casi un 45% de los empleos corresponden a sectores de contacto intensivo (como restaurantes, tiendas minoristas o transporte público), comparado con un 30% en el caso de las economías de mercados emergentes. Por el contrario, aproximadamente solo uno de cada cinco empleos admite el teletrabajo, lo cual representa la mitad de la proporción vista en las economías avanzadas y por debajo del promedio de las economías de mercados emergentes (26 por ciento). Estas características, el alto grado de informalidad y pobreza, y la disminución del comercio y la turbulencia financiera provocada por la debilidad de la economía mundial, contribuyeron a un desplome histórico de la actividad.

América Latina: una recuperación desigual…

El FMI destaca que la actividad económica en América Latina y el Caribe empezó a repuntar en mayo, gracias al relajamiento gradual de los confinamientos, la adaptación de los consumidores y las empresas al distanciamiento social, importantes políticas de apoyo en algunos países y la mejora del entorno externo.

Sin embargo, advierte que las aún altas tasas de contagio y de letalidad han hecho que el proceso de apertura sea relativamente lento, ya que persisten inquietudes acerca de la baja capacidad de los gobiernos y la resiliencia de los sistemas sanitarios.

Algunos países (Brasil, Costa Rica, Uruguay) experimentaron contracciones menos pronunciadas, y para julio ya estaban cerca de los niveles de tendencia observados en enero. Algunos, particularmente en América Central, se beneficiaron del firme repunte de las remesas y las exportaciones, así como del bajo nivel de los precios del petróleo. En cambio, otros países, como Ecuador y Perú, sufrieron contracciones relativamente grandes, y la actividad permanecía deprimida en julio”, informa el organismo internacional.

Dado que el turismo representaba entre 20%y el 90% del PBI y del empleo en estas economías, los países caribeños fueron los más afectados por la pandemia. Si bien estos países lograron contener la propagación del virus con relativa eficacia, el cese repentino de los arribos de turistas y los confinamientos locales fueron equivalentes a un paro cardíaco para sus economías.

…con profundas secuelas a más largo plazo

En el segundo trimestre, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú perdieron un total de 30 millones de empleos, siendo los segmentos más afectados las mujeres, los jóvenes y trabajadores poco cualificados, revela el FMI.

Agrega que si bien muchos trabajos retornarán conforme se reanude la actividad, las estimaciones actuales apuntan a pérdidas duraderas de ingresos, que podrían borrar algunos de los avances sociales logrados hasta 2015.

“Se proyecta que la pobreza aumente significativamente, lo cual exacerbará la desigualdad del ingreso, que ya era una de las mayores del mundo antes de la pandemia”, manifiesta el FMI.

“Se prevé que la recuperación sea lenta en general. Según nuestro pronóstico, el crecimiento será de 3,6% en 2021. En la mayoría de los países, el PBI no retornará a los niveles prepandémicos hasta 2023, y el ingreso real per cápita solo lo hará en 2025, es decir, más tarde que en cualquier otra región”, señala el informe.

La caída del PBI más pronunciada en la región será la de Perú con -13,9%, mientras que a nivel general la economía de América Latina y el Caribe caería 8,1% este año.

Finalmente, el FMI señala que las perspectivas dependerán de la incidencia que la pandemia tenga en la demanda externa e interna, y de cómo las secuelas de la crisis afecten la capacidad productiva de la región en el mediano plazo.

“La economía mundial está ante un largo e incierto camino cuesta arriba, en el que las perspectivas para las exportaciones no son prometedoras. Por el lado de la demanda interna, el consumo de bienes y servicios de contacto intensivo probablemente continuará deprimido hasta que la pandemia esté bajo control, y es posible que los niveles de ingreso sigan siendo bajos incluso después de que esto ocurra. La débil demanda y la incertidumbre reprimirán la inversión a mediano plazo. Algunas pérdidas de empleos probablemente se tornarán permanentes, y eso hará mella en el crecimiento potencial, sobre todo en los casos en que el apoyo fiscal haya sido escaso”, puntualizó el organismo.

 

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